En tiempos de antaño, en el territorio Waylas se encontraba una inmensa llanura. Los pueblos de Conchukos y Vicos siempre se enfrentaban, debido a que los animales de cada uno de ellos pasaban la meseta sin inconveniente alguno; esto provocaba el destrozo del pastizal y las sementeras. Cierto día un versado cacique del valle de Conchukos puso solución al problema. Exigió que tanto pobladores como soldados debían traer tierra de todos lados para llenar la llanura. Con el tiempo el cúmulo de tierra se hizo cada vez mas grande, llegando a arañar las nubes, nubes que muy pronto llenaron de nieve a cada uno de ellos formando cadenas de montañas nevosas y lagunas de llamativos colores celestes y turquesas.
En el valle de Waylas hubo un cataclismo. Después de los terremotos vinieron los aluviones con tal ferocidad que toda la tierra del sector oriental, fue barrida hacia los abismos del mar. La corteza descarnada, se quedó solamente con afiladas rocas, que se extendían hasta el infinito. Todas eran de un intenso color azul.
Tan elevadas eran dichas crestas que la luna todas las noches al hacer su recorrido chocaba con ellas. En esos choques las cumbres se contagiaban de la nieve del astro nocturno. Después de muchos siglos, quedaron totalmente nevadas. Y de ellas nacieron los ríos, que llenaron de bosques y pastos a la tierra.
Leyenda relatada en un organizador visual
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Fuente: Obra Leyendas Ancashinas; Elaboración propia-Programa Cmaptools
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Relato de la Leyenda en Video
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=pEZo4j7wHO0
